¡Excursión desde el Lago de Isoba a Cofiñán!
A pesar de lo poco que les gusta andar a algunos, hoy toca ruta por el bonito parque de los Picos de Europa. Son unos 8 kilómetros cuesta abajo, lo pongo para que no os asustéis cuando les oigáis contar por teléfono que era una marcha infernal de 200.000 kilómetros y que si Paloma está loca, etc, etc,(que los voy conociendo...).
Los monitores y yo les hemos repetido 500 veces que hay que llevar calzado adecuado. Pues aún así, más de una me aparece con unas
all stars y más de uno con zapatillas de ciudad... Luego os dirán que se han calado los pies y que se resbalaban... normal... a ver si así aprenden...
Pimero hacemos una parada en Puebla de Lillo, para visitar el Centro de Interpretación Ambiental y el torreón de Lillo.
Al terminar, el autobús nos sube al lago de Isoba. Comeremos allí, junto a un chozo típico de pastores de la zona, y luego emprenderemos la terrible ruta infernal de la muerte (según algunos).
Todos en filita hacia donde vamos a comer.

El lago glaciar de Isoba.

Como siempre, llevamos un grupo de lentorros a retaguardia.

Parada para comer junto al chozo. Ya les he advertido que aquí si tiras basura te multan (y no con poco dinero), que algunos no están muy concienciados medioambientalmente hablando...

Foto de grupo delante del chozo. (A pesar de las advertencias nos encontramos una botella de agua, de las nuestras, por ahí tirada, cómo no, no es de nadie...). ¡Yo me los como!

Esto esta lleno de una especie conocida como cactus azul. Uno me dice que si ha subido alguien a pintarlos... ¡ay, Dios!.

¡Y seguimos la ruta por los brezales!

Hace bueno, empiezan a sobrar algunas prendas.

¡Primera prueba de la excursión! Para que no se me duerman hay que descalzarse y cruzar un arroyo, (cubría por los tobillos, aunque alguno se mojó más de la cuenta).
Foto del cruce. Marina, ya a salvo, sonríe a la cámara.
Para que no digan, yo crucé la primera.

Con los zapatos nuevamente en los pies (algunos mojados), seguimos camino.

Antes de dirigirnos hacia Cofiñán nos acercamos a Los Forfogones, unos saltos de agua en el nacimiento del río Porma. Ha llovido, así que hay puches. La mayor parte decide que eso no puede ser un camino y que me he perdido... ¡pues no, es que en la montaña hay charcos aunque yo no quiera! Hay que volver por donde hemos venido, ellos quieren volver por la carretera, que está cerca, yo, la verdad, prefiero que se manchen las botas a que los arrolle un camión...
Una última foto de Vicente y Javi con el salto de agua al fondo.

Esta noche peliculita y a la cama. Mañana nos levantaremos una hora más tarde, que estamos todos muy cansados.
¡A dormir!